… estos factores pueden afectar al riesgo de sufrir cáncer.
«La evidencia científica disponible revela que existe relación entre la manera en que cambia el peso durante toda la vida y las probabilidades de padecer cáncer. Estas investigaciones sugieren que mantener un peso saludable está asociado con un menor peligro de enfermedad oncológica y de recaídas en los supervivientes»
Quien habla es el doctor Francisco Botella, vocal de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (Seen), que asegura que la obesidad y la alimentación constituyen factores de riesgo para padecer algunos tipos de cáncer (especialmente de mama, colon, útero, próstata, cabeza y cuello), así como nacer con un peso alto, el aumento de peso durante la edad adulta y la pérdida y recuperación de peso de forma repetida.
«Esto se debe el aumento de los niveles de insulina y del factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1), que puede contribuir a que se produzcan algunos tipos de cáncer; la inflamación crónica de nivel bajo, frecuente en personas con obesidad y relacionada con un aumento del riesgo de cáncer; las cantidades más elevadas de estrógenos producidas por el tejido graso, que pueden desencadenar el crecimiento de algunos tipos de cáncer, como el de mama o de endometrio; y las células grasas, que pueden afectar los procesos que regulan el crecimiento de las células cancerosas», ha añadido el experto, que participa en el 60 Congreso Nacional de la Seen, que se celebra en el Palacio Euskalduna de Bilbao.
Qué alimentos son imprescindibles en la dieta
Por todo ello, es necesario prestar una gran atención a los alimentos que se ingieren en la dieta, evitando el consumo de alimentos ultraprocesados favoreciendo el de carnes y pescados grasos, frutos secos y legumbres, que “destacan por su valor nutricional con un mayor contenido en proteínas o en fibra caracterizados por su mayor poder saciante”.
“El consumo de alimentos en el ser humano está muy influenciado por patrones culturales, hábitos horarios, circuitos de ‘recompensa’, y sensaciones cerebrales placenteras que tienen poco que ver con la nutrición y mucho con patrones de conducta ancestrales que nos remontan a épocas de escasez y a adaptaciones de supervivencia frente a circunstancias adversas”, explica el doctor Botella.
“Lo recomendable es la implementación de hábitos saludables y al seguimiento de un patrón de dieta mediterráneo a fin de prevenir enfermedades crónicas y mantener un estado de salud óptimo”, concluye.
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